Silencio, quiero oir

Silencio, es Septiembre, el verano está a punto de terminar, ya el bullicio se ha hecho más ameno –eso, si es que el bullicio puede ser ameno-. Los veraneantes nos han abandonado, esos son los de julio y agosto, las dos masas que invaden todo el país, que digo el país, todo el mundo es tomado por guiris nacionales, ataviados con chanclas y camiseta de mercadillo con la publicidad de las fiestas del pueblo.

El silencio que nos visita es tal que podemos oír el aletear de las gaviotas, antes en julio y agosto solo oíamos el claxon del heladero. Otro silencio que oímos es el batir de las olas al bajar la marea, antes, los dos meses anteriores oíamos llamar a aita y a la amachu, todo en un griterío mezclando las palabras justas en euskera con la mayoría en castellano. Silencio es: que estés donde estés, los ruidos sean naturales, no que tengas que escuchar, bueno más escuchar, soportar los berridos y desajustes de tu vecino de asentamiento, sea en la playa, la montaña, pueblo, ciudad, terraza, fiesta o mismamente los baños de una estación de servicio.

Silencio es que oigas todos los ruidos que estén a tu alcance, sin acústicas exteriores. Silencio es oír un pareo al viento, o cuando roce una rama de un árbol, un grillo cantar, una abeja merodeándote o un tábano, ahora lo oyes, pero en julio y agosto, no lo oyes ni siquiera acercarse, solo lo sientes cuando ya te ha clavado el aguijón. Silencio es escuchar el golpe de una pelota cuando da a la pala, el tac, tac, tuya mía, deporte que solo se disfruta (en Cantabria) o jugando o en septiembre que los sonidos llegan y nada se interpone en el camino, solo el suave sonido del golpe de pala en pala.

Se oyen los aleteos de las cometas al volar, me produce una satisfacción de silencio que la fuerza del viento arruga la tela y otro golpe de viento endereza y ese sonido solo se escucha en septiembre. Lo contrario del silencio es ruido, ruido que podemos disfrutar en julio y agosto, cuando todo se llena amás y apás, amaitas, aitas y amachus, pero esto sería para otro artículo, que seguro meterá mucho ruido. Floren Bueyes