Amigo Nando, recuerdos vivos

NO VENIMOS PA ESTAMOS Amigo Nando Nunca echamos de menos a un amigo tanto como cuando lo perdemos, es más aunque suene raro, es la verdad, es tan real como la ficción es tan falsa. Hace unos pocos días o muchos, ya que el tiempo para quien no está con nosotros no tiene forma ni manera de saber si es mucho o poco, será la ventaja que tiene a su favor, ya que en comparación con nosotros, se ha ido con sus recuerdos, su cuerpo, a nosotros nos a quedado la tristeza, sus recuerdos ahora son nuestros y el vacío que uno siente cuando algo tuyo, algo cercano se te va y aunque te vuelves loco por pensar que mañana estará otra vez entre nosotros, no será así. Esta sensación me ha pasado desde niño, asistí al velatorio de un niño vecino de mi casa en La Turbera, pasadas las vías de la Viesgo, en Puente San Miguel, lo miraba y pensaba: va a abrir los ojos, no fue así. Pero esta misma sensación me ha pasado con mis padres, primero mi padre y posteriormente mi madre, les miraba en sus cajas, barnizadas impolutas, aparcados en esos horribles velatorios, solo alegrados por el color y olor de las flores de los amigos y familiares y creía que en un momento iban abrir los ojos y se marcharían conmigo de la mano, tampoco fue así. Muchos años más tarde me pasó con Manolo, mi hermano, le veía como se apagaba su vida, su mirada me dejaba helado, pero estaba convencido que se repondría y saldría de la mano conmigo, una vez mas se repite, no fue así, el salio por un lado y yo por otro, el se fue y yo me quedé, la muerte es una mierda. Ahora quien se ha ido es mi amigo Nando, Nando el Cortijo para algunos del valle, Fernando Salceda, para otros, para mi Nando, ha ampliado los nombres de esos amigos que nos han ido abandonando a través de los años, amigos que te parece imposible que te dejen, que nunca más vayan a volver a saludarte, que no podrás volver a ver, que no podrá disfrutar con tus charlas, pero lo peor es que yo no podré escuchar sus vivencias, el día a día del valle, que puntualmente cada jornada de bacalao que organizaba me ponía al día, preocupado por como te encontrabas, que era de tu vida, como ibas, en definitiva un amigo de los que estaba encantado de tenerte a su lado, aunque cada uno con su vida, solo nos viésemos en momentos puntuales. Cuando me visitaba en sus escapadas gastronómicas, se dejaba recomendar, como hizo toda la vida, conmigo, plato que probaba, plato que ensalzaba, hasta tal extremo que algunas veces me he sentido ruborizado por sus comentarios. En el año 81 cuando llegué a Valle de Cabuérniga, Nando fue una de las personas que mejor me acogió, me brindó su amistad desinteresada, amistad que perduró en los años, hasta hace poco que la muerte lo jodio, siempre lo jode todo, la puta muerte, siempre existe algo o alguien que corta el rollo y la buena relación, que vida. Desde su casa de Terán, hasta la casa del panadero de valle o su actual vivienda, han pasado mucho años, mucha vida, mucho trabajo, mucho tesón, corta vida para quien ha sido muy serio y trabajador, cuando comenzó a trabajar en Arruti, después de mandar su curriculum por un anuncio leído en el diario el País, me comentaba que empezaría a trabajar en Santander, después ha venido el trasladarse por toda Cantabria y regiones limítrofes para estar a pie de obra, en Panes coincidíamos con Roberto en su bar, o en la cafetería Covadonga, el trabajo que ha mantenido hasta que ya no ha podido con el cuerpo. Nando era hombre de hobbies, de costumbres, no faltaba al mercado de Cabezón, de pesca deportiva, la costa de Oyambre o la de Pechón han sido testigos de su lances de caña, muchas noches han visto brillar sus cañas como si tuviese unas luciérnagas pegadas en la punta, cuando llegaba con el pescado daba gusto oírle, más verle, parecía que se había ganado un gran trofeo. Como siente Nando no haberte dedicado el tiempo que te merecías, me siento huérfano de hermano mayor, de amigo, de algo que estaba pegado a mi, que no le daba importancia hasta que se me a cangrenado y lo he perdido, ya no tiene remedio, ya te dejé en Carrejo, tu última morada, donde tantas veces he ido a ver a Carlos, donde tenía su residencia, pero tu no merecías esto, merecías ser, haber sido, haber seguido en esta vida, dando tanto a tantos por tan poco. Me da pena no haberme despedido en vida, creía que nunca te llegaría la muerte, pero la muy zorra, tan traicionera ha llegado cuando nadie la llamó y me da muchísima pena, he llorado tu muerte en silencio, a nadie se le he contado, como la de alguien muy cercano, no hay derecho que después de luchar tanto, tener una vida tan rica y atareada, te fulmine de un golpe. Solo me queda brindarte esta sencilla receta que tanto te gustaba, a ti mi mejor mentor, mejor gastrónomo y quien mejor me ha tratado y ha hablado de mi como persona y cocinero. Mierda de vida, o de muerte. Ahora lo cuento aquí para que se sepa y no te hallas ido en vano, gracias Nando por tu amistad. A pesar de hacer un año y pico, quiero pensar que sigues disfrutando y sigo pensando y trabajando en lo que más te gustaba, la gastronomía y el buen comer Y AHORA QUE SE ACERCAN SUS DESEADAS JORNADAS DEL BACALAO, LE DEDICO ESTA PEQUEÑA HISTORIA
. Floren Bueyes

Comentarios

Entradas populares de este blog

POLVOS EN LA COCINA

Limón de Novales

Carico o caricón. Made in Cantabria